dilluns, 14 de setembre del 2015

Fuera de la cancha

Jordi Sampietro

Cada día se habla de los resultados del Eurobasket, los posibles enfrentamientos, los resultados, las estadísticas, pero qué sería de un evento sin los aficionados.
He tenido la suerte de estar en muchos eventos de este tipo y no deja de sorprenderme la magia de la gente que viaja desde diferentes sitios del mundo, ahora desde Europa, para poder ver a su equipo, su país, sus ídolos, claro desde fuera parece todo muy bonito y muy fácil.
Os puedo asegurar que no toda la gente que está sentada en la grada les sobra el dinero y son de posición acomodada.
Muchos de ellos viajan como pueden o en los medios más baratos, haciendo 10-15 horas de viaje para poder estar con su equipo, ahorrando durante todo el año, o buscando otras alternativas para poder presenciar los partidos.
Lo que más me sorprende, en parte, es que los equipos de países más pobres son los que tienen más aficionados comparativamente en los pabellones.
Un ejemplo claro y no podía de ser de otro modo es Serbia, un país castigado desde hace muchos años por una terrible crisis. Pero cuando llega el momento de estar con los suyos, los serbios se organizan de una forma tremenda para poder viajar y disfrutar de su pasión, sin lugar a duda un ejemplo a seguir y, sobre todo, de mucho respeto hacia ellos.

El compromiso de la selección con sus aficionados y su país está por encima de todo. Es prestigio y demuestra que llevar la camiseta de la selección es un orgullo y responsabilidad.